Sitio del Padre Leandro Bonnin

Inicio
Contacto
Libro de visitantes
Canciones
Monografías
Recursos pastorales
Parroquia
Representaciones y obras de teatro
=> Santa Gianna Beretta Molla
Aquí puedes encontrar material de formación católica

ESta página está pensada para poder encontrar en ella distintos artículos o recursos pastorales que no siempre es fácil de encontrar en internet. Si te sirven usalos con libertad, difúndelos, modifícalos, etc. Todo sea para la mayor gloria de Dios

Obra de teatro de Santa Gianna Beretta Molla

 

La obra se abre con una escena fuera del lugar central de actuación.

Mons Colombo llega a la Casa de Gianna, lo atiende Giannina

 
MC: Buenas tardes

Gi:   Buenas tardes, Mons. ¡Que sorpresa!¿En qué puedo ayudarlo.?

MC: ¿Es aquí lo del señor Pietro Molla? Deseaba verlo.
Gi: Enseguida se lo llamo, Mons.
MC:   ¿Vos sos la hija?
Gi:   Sí, mons. Gianinna es mi gracia...
 
aparece Pietro
 

P: Buenas tardes Mons. Es un honor para mí recibirlo

MC: Muchas gracias. Encantado.

P: ¿Qué lo trae por aquí?

MC: Bueno, es difícil explicarlo. Me han llegado rumores de que ud. fue el esposo de una santa.

P.     No entiendo, Mons.

MC: ¿Era su esposa la dra. Gianna Beretta?

P-. Efectivamente, Mons. Pero...

MC-. Muchos me han hablado de ella, y estoy dedidido a iniciar aquí en la diócesis el proceso de canonización. Creo que su esposa ha sido una verdadera santa.

P-. Bueno, Mons. La verdad es que me sorprende. Nunca pensé haber convivido con una santa. Gianna era una mujer encantadora, pero muy normal...

MC-. Ahí está la cuestión, Pietro ¿lo puedo llamar por su nombre?. Muchas veces asociamos la santidad con vidas fuera de los común, llenas de experiencias místicas y milagros, visiones, apariciones, etc. Pero la santidad no es más que la vida cristiana llevada con amor y fidelidad.

P-. Bueno, Mons., si ud. lo dice. Pero ¿en qué puedo ayudarlo?

MC-. Su testimonio es invalorable. Nadie conoció a Giana como ud...

 

Acto 1

(en el consultorio médico) Gianna atendiendo a un niño con su Madre.

Gianna- A ver. Bien grande. Eso. Mmmm. Esto está muy irritado

Mamá: ¿Es muy grave, doctora?

G- No es para inquietarse. ¡Vaya a ponerse la ropa! Sólo que me parece que este chico tiene otro problemita.

M- A veces me dice que le duele un poco el pecho...

G-. No, el problema es más adentro. ¿No le parece que es un poco triste para la edad que tiene?

M-. Sí. En verdad tenemos varios problemas. Mi esposo es alcohólico, y discutimos mucho. Mi casa es lo más parecido al infierno...

G-. Entonces usted tiene que llevar el cielo a ella...

M-. Usted no entiende, doctora. Hace años que venimos así, y casi ya me he resignado...

G-. ¿Usted reza por él?

M-. Hace tiempo que ni puedo rezar...

G-. Ahí está. Hubiéramos empezado por ahí. Hasta me animaría a hacerle una apuesta. Si usted reza con perseverancia, si pone todo el amor del cual es capaz en el trato con él, lo va a cambiar... Y va a cambiar también la carita de su niño, solamente si sabe amar como puede amar. Esta es su Cruz. Y recuerde que para cargarla no estamos solas, está con nosotras Jesús que nos ayuda. En Él que nos conforta todo podemos.

M-. Lo voy a intentar doctora. ¡Gracias! No tenía a nadie con quien hablar...

G-. Venga cuando quiera. Dios la bendiga. ¡Ah! Espere. Aquí tiene algo para comprarle alguna golosina. Esto lo va a poner contento

 
Cuando queda sola suena el teléfono. Es Pietro
 

G-. Que alegría escucharte. Pietro. ¿Dónde estás ahora? ¡En Suiza! ¿Cuándo llegás? El viernes próximo. Así que pronto nos veremos. Tengo tanto para contarte. .. Los preparativos para la boda están casi listos. El vestido ha quedado maravilloso. No puedo dejar de pensar un solo momento en vos... El día que tanto soñamos... Te propongo algo: vamos a prepararnos con una novena, yo aquí y vos desde tu viaje. Nuestra Madre nos vaa ayudar a prepararnos lo mejor posible. ¿Sí? Yo también te quiero mucho. Cuidate.

 
Se recoge en oración...
 

“Señor, vos que ves mis sentimientos y mi buena voluntad, socorreme y ayudame para que pueda ser la esposa y madre que Vos deseás que sea y que yo pienso que también Pietro desea”.

 
Entra otra paciente, una joven
 

Jo-. Buenos días doctora

G-. Como le va señorita. ¿En que te puedo ayudar?

Jo-. Bueno, doctora, es bastante raro, siento un malestaar general, como una debilidad. No siento ganas de hacer nada.

G-. ¿Te estás alimentando bien?

Jo-. Trato... Mis padre está sin trabajo. Yo estoy tratando de terminar mis estudios como maestra, para poder ayudarlos. Pero hay días en que en casa no hay nada...

G-. Y supongo que tampoco estarás descansando mucho.

Jo-. A la noche me tengo que quedar muchas veces a trabajar con mi madre, ayudándola en trabajos de costura, que es lo único que ahora tenemos... Estoy permanentemente como tensionada...

G-. Mmm... ¿Cómo te ves de secretaria?

Jo-. No entiendo...

G-. Bueno, el consultorio está marchando bien, por gracia de Dios. Y necesito una persona joven, bonita, amable, atenta, que reciba los pacientes y lleve un poco el orden de todo.

Jo-. ¿Y usted cree que yo podría...?

G-. No sólo lo creo: ya lo tengo decidido. Tomá estas vitaminas que te van a ayudar a recuperarte. Tratá de descansar bien. Un poco de deporte no te vendría mal. ¿Hacés algo?

Jo-. No doctora.

G-. Al menos media hora de caminata por día. Y los domingos un paseo más largo, si podés, por la montaña. Esto te va a ayudar a estar mejor dispuesta al estudio.

Jo-. Gracias, doctora. No sé como agradecerle. ¿Le debo algo?

G-. Por supuesto. Esto te va a salír caro... Rezá por mí. Tenés el rosario en el cuello: una decena por mí, que me caso el mes próximo. Pedile así: para que nuestra familia sea un pequeño cenáculo donde Jesús reine por sobre todos nuestros afectos, deseos y acciones. ¿Te vas a acordar?

Jo-. Sí, Doctora. ¿Cuándo empezamos?

G-. Mañana mismo. Tomá: podés comprarte una chaqueta nueva. Elegí vos el color.

(se sonríe)

G-. ¡Así me gusta! Esa es una sonrisa de una buena secretaria, y de una buena cristiana. Sonreír a todos aquellos que el Señor nos manda durante la jornada. Eso es de buen cristiano.

 
le daun beso y se va. Entra el doctor Julio.
 

Julio-. Cómo le va doctora

G-. Doctor, que alegría verlo. ¿Qué lo trae por aquí?

J-. Dos motivos muy diversos. Lo primero es lo más grato: tengo cuatro entradas gratuitas para el teatro, para la semana próxima. Pensaba que a vos y a Pietro les podía interesar acomañarnos.

G-. Fantástico. Él regresa pronto. Vamos a estar conlos preparativos de la boda pero, una invitación así no se puede despreciar. Allí vamos a estar. ¿El viernes a la noche?

J-. Exacto.

G-. ¿Y lo segundo?

J-. Es por el paciente del hospital, cama 32.

G-. ¡No sabía que Antonio había cambiado su nombre! Ahora se llama “cama 32”...

J-. Está bien, perdón.

G-. Vos siempre igual, Julio... ¿Todavía no te convencés? Es muy importnte para ellos el trato, el cariño. No te olvides del alma del enfermo. Muchas veces el problema está ahí

J-. Es que lleva más tiempo: todos quieren contar sus historias, que los escuchés...

G-. ¿Y por qué te hiciste médico, Julio? ¿No era para ayudar a la gente? ¿O te olvidaste de los ideales de la universidad?

J-. ¡Los ideales! ¡Bah! ¡Ya he renunciado a tantos!

G-. Julio, tené cuidado. Hay hoy una carrera al dinero. Hay, desgraciadamente, superficialidad también en nuestro trabajo. Cuidamos los cuerpos pero, muchas veces, sin competencia. Y menos aún se piensa en las almas.

J-. A veces hablás como si fueras una monja...

G-. Julio, nada me ayuda tanto a ser feliz en mi profesión como mi fe en Jesús. Para esto no hay que ser monja, ni sacerdote. Además, nosotros tenemos oportunidades que el sacerdote no tiene. Nuestra misión no termina cuando las medicinas no sirven, todavía queda el alma que hay que llevar a Dios. "Como el sacerdote puede tocar a Jesús, así nosotros los médicos tocamos a Jesús en el cuerpo de nuestros enfermos".¡Los médicos católicos son necesarios!

J-. Ojalá yo también pudiera... Gianna. Se me hace tan difícil creer... Pero bueno, hablemos de Antonio, ¿Así se llama, no? ...

 

(se cierra la escena mientras hablan del paciente, le muestra unas radiografías y unos papeles)

(Vuelve a la escena el cardenal y Pietro).

MC-. ¿Cuánto tiempo duró su noviazgo, Pietro?

 

P-. Fue breve, ya que nos conocíamos desde la infancia. Gianna había buscado la voluntad de Dios durante mucho tiempo. Pensó incluso en irse como misionera a Brasil, con sus dos hermanos sacerdotes. Pero cuando descubrió que Dios la llamaba al matrimonio... bueno, yo fui el afortunado.

MC-. ¿Y como era ella en su vida cotidiana?

P-. Era una mujer espléndida, pero absolutamente normal. Era guapa. Inteligente. Buena. Le gustaba sonreír. Era además, una mujer moderna, elegante. Conducía su coche. Amaba la montaña y esquiaba muy bien.

MC-. Una santa patrona de los esquiadores... ¿Qué tal?

P. Le gustaban las flores y la música. Le gustaba viajar. Fuimos a Holanda, a Alemania, a Suecia. Un poco por todas partes de Europa. Era, sin duda alguna, una mujer normal. Una mujer como tantas otras. Tenía muchas amigas, sobre todo de la Acción católica.

MC-. Pietro, y ¿qué característica podrías destacar de modo particular?

P-. Creo que lo más singular era su gran religiosidad, una confianza absoluta en la Providencia divina. Y no dejó de confiar nunca en ella, ni siquiera en los últimos meses de vida...

 

Acto 2

Está Gianna con uno de sus hijitos o con dos, dándoles de comer. Mientras prepara la comida. Están también dos chicas de la Acción Católica, sentadas a la mesa, como organizando algo.

Mientras le da de comer al niño, suena el teléfono

G-. Hola. Sí. Ah, ¿Que tal? Mirá que ya empezamos, solo faltaste vos. Venite rápido, porque ya estamos casi terminando. Besos ... Era Rosita. Dice que recien llegó a la casa, y viene para acá.

Bueno, y, ¿ya está todo?

Lucía-. No sé Gianna, fijate qué te parece...

Ana-. Nosotros lo armamos más o menos, pero vos tenés más experiencia.

G-. Bueno “Encuentro de formación de dirigentes”. Recepción, conferencia, recreo, conferencia, trabajo... Está todo muy bien, y a la vez, todo muy mal..

L y G-. ¿?

G-. Es como una casa sin cimientos. ¡Se olvidaron de poner un momento de oración! El Señor desea vernos cerca de Él para comunicarnos, en el secreto de la oración, el secreto de la conversión de las almas que le acercamos. Tenemos que tener este día, sí o sí, un rato para Jesús.

(golpean las manos)
(Entra otra joven. Se saludan todas muy afectuosas)

G-. ¡Rosita! Qué alegría verte. Epa, ¿qué es esa cara?

R-. No, nada. Gracias

G-. ¿Nada? ¿Seguro?

R-. Todo mal, Gianna. En mi trabajo estuve invitando para el encuentro y no sólo que no quieren venir, sino que se rieron de mí... Yo que estaba tan entusiasmada.

G-. Tranquila. ¡Cómo se nota que sos joven! Ya llegando a los cuarenta las cosas se ven distinto.

A-. ¿Cómo?

G-. El Señor no nos envía a cosechar, sino a sembrar, a esparcir nuestra semilla sin cansarnos nunca. No nos paremos mucho a pensar que pasará después. Y si después de haber trabajado en el mejor modo posible tenemos un fracaso, aceptémoslo generosamente: un fracaso bien aceptado por un apóstol que había puesto todos los medios a su alcance es más beneficioso para la salvación que un triunfo.

L-. Bueno, Gianna, pero igual duele...

G-. Por supuesto, pero Jesús no nos prometió el Paraíso en la Tierra. Además, no se puede amar sin sufrir ni sufrir sin amar... No son las grandes penitencias las que santifican a las personas; el verdadero sacrificio agradable a Dios es aceptar la cruz diaria con amor y gozo. Y ustedes quieren ser santas, ¿no? Santas madres, esposas, trabajadoras. Si no, ¡se van de acá! (en broma)

R-. ¡Qué haríamos sin vos!

G-. Posiblemente trabajar más rápido... ya se han hecho las doce y apenas armamos el esquema. Pero lamento decirles que vamos a tener que dejar acá. En cualquier momento llega Pietro a almorzar

 

(se da vuelta y se le nota una expresión de dolor en el rostro)

 

L, R, A-. ¿Qué pasa Gianna? ¿Te sentís bien?

G-. Sí, no es nada. Desde hace unos días siento un dolor en la zona. Parece que el cuarto va ser más grande que los demás. Bueno, vayan que en sus casan van a pensar que les pasó algo.

L, A., R-. Adiós. Gracias por todo

 

(Sigue cocinando. Pone música con un tocadiscos. Atiende a los chicos. Llaman a la puerta. Entra Julio)

 

G-. Doctor, ¡qué sorpresa!

J-. ¿Cómo estás Gianna?

G-. Muy bien. Hoy apenas tuve tiempo de pensar en mí.

J-. Tus dolores continúan...

G-. A decir verdad, sí. ¿Ya tenés los resultados de los estudios?

J-. (respira hondo. duda) Preferiría no tener que dártelos, Gianna.

G-. No olvides que soy médico. Creo intuir la causa de mis dolores. Estoy preparada.

J-. El martes, cuando te estaba reconociendo médicamente, advertí que además del embarazo había un tumor bastante voluminoso. Pensamos que era un quiste ovárico. Pero después de hablar con el doctor Vitali sacamos la conlusión de que es un fibroma en el útero.

G-.Un fibroma...

J-. Lo siento Gianna. Y bueno, tu sabes cuales son las tres alternativas.Una laparatomía total con extracción del fibroma y del útero, que te salvara la vida seguro; pero no podrás volver a ser madre.

La interrupción del embarazo con un aborto y extracción del fibroma, que te permitirá tener otros hijos;

O la extracción solo del fibroma sin interrumpir el embarazo.

G-. Ya sabés cuál es mi respuesta...

J-. Gianna, yo sé cuales son tus convicciones religiosas. Sólo pensá en tus hijos pequeños. Ellos te necesitan. Si queremos salvar tu vida tenemos que interrumpir el embarazo...

G-. ¡Jamás! ¡Esto no lo permitiré nunca! ¡Es un pecado matar en el seno materno!

J-. Gianna, ¡no seas fanática! Esto es casi un suicidio...

G-. Doctor, usted no puede comprenderlo ahora. Toda mis vida he estado convencida de la Providencia de Dios. Así se lo enseño a mis hijos. Dios proveerá...

J-. Adiós Gianna. Estoy a tu disposición. Para lo que sea.

G-. Gracias Julio. Una cosa necesito: rezá por mí.

J-. ¡Vos sí que sos una madre cristiana!

Se va Julio
 

G-. Jesús, dame fortaleza. Jesús.

 

    entra Pietro

 

G-. Pietro, querido. Pedro... te ruego... que si tenés que decidir entre mí y el niño, que te decidas por el niño. No por mí ¡Te lo ruego!

 
Se estrechan en un largo abrazo.
Vuelven a la escena MC y P, este último muy emocionado

P-. Parece que la estoy viendo ahora. Estaba apoyada en el mueble del vestíbulo de nuestra casa. Se me acercó y casi me su-surró: Pedro... te ruego... que si debes decidir entre mí y el niño, que te decidas por el niño. No por mí ¡Te lo ruego!

    Así. Nada más. Me sentí incapaz de decirle nada. Conocía muy bien a mi mujer; su generosidad, su espíritu de sacrificio.

MC-. ¿Cómo cree que qlle fue capaz de decidir esto con tanta convicción?

P-. Gianna confiaba en la Providencia. La decisión de mi mujer fue el resultado coherente de toda una vida. Una decisión cuyas raíces se encuentran en los años de infancia. En su familia de origen. En la atmósfera profundamente religiosa que le habían proporcionado siempre a ella y a sus hermanos. No lo hizo porque esperase nada a cambio, ni ‘para irse al Cielo’. Lo hizo porque se sabía madre”.

MC-. Y por eso sufrió tanto al tener que separarse de sus hijos.

 

P-. Así es. Era feliz por haber dado su vida, pero la apenaba profundamente tener que dejar sin madre a cuatro pequeños. Estos dos sentimientos se entemezclaron en ella estos últimos días, luego del parto de Giannina...

 

Acto 3

(tercer acto, Gianna en su casa, enuna cama, con una religiosa que la asistía)

 

Hermana-. Gianna, estate tranquila. Dios va a recompensar tu gesto de amor...

G-. Gracias, hermana. Lo se y lo espero...

H-. Pronto dejarás esta tierra para ir al encuentro de Jesús...

G-. Lo espero con toda el alma, hermana. pero créame: usted, hermana, no sabe lo que supone ser madre...

 

Entra Julio. Controla sus pulsaciones, la observa. Habla con la hermanita, que sale de escena.

 

J-. Gianna, tu estado empeora a cada instante. He llamado al sacerdote pidiéndole que viniera ya mismo...

G-. Gracias, Julio. Gracias por todo. Gracias por tu amistad. Perdóname si no he sabido comprenderte...

 
Entra Pietro
 

P-. Gianna, amor...

G-. Me queda poco tiempo, Pietro. Cuida a nuestros niños, como hasta ahora.

P-. ¿Quieres verlos? Todavía no los han llevado a lo de su abuelo...

G-. No, Pietro. Me falta fuerzas y ánimos para volver a verles. Quiero que conserven otra imagen de mí. Sí quisiera abrazar por última vez a Giannina.

 

Pietro llama a alguien, mientras la secretaria trae a la bebé. En ese momento entra el sacerdote. Serealiza sencillamente la unción y la comunión. Gianna participa con fervor.

Al finalizar, Entra la chica con Giannina. Gianna la abraza y la besa con ternura
 

G-. Adiós hija. Sé feliz. Sé santa. Te quiero mucho.

 

Le llevan a la niña. Gianna comienza a agitarse.

 

G-. ¡Jesús mío¡ ¡Jesús mío!

 

Le dan a besar un crucifijo. Pietro se arrodilla junto a la cama. Julio se acerca, la mira y le cierra los ejos.

 

Vuelve a la escena Pietro y MC

P-. Estoy seguro que en esta última semana Gianna no interrumpió su coloquio con el Señor. Y repetía muchas veces: ¡Jesús te amo, Jesús te amo!

MC-. Gracias, Pietro. Sé que el testimonio de su esposa hará seguramente mucho bien y llegará a ser un punto de referencia para muchas madres

P-. También yo lo creo. Estoy a su disposición.

MC-. Nos mantendermos en contacto. Desde ya le pido disculpas por todas las molestias ocasionadas. Créame que es importante.

P-. Una pregunta, mons. Cómo es que se decidieron a empezar este proceso después de varios años.

MC-. Bueno, esto me faltaba explicarle. No teníamos noticia de la historia de Gianna hasta que llegó alguien a quien ud. conoce.

 

Se asoma y llama a alguién. Entra Julio un poquito más viejito. Se dan un abrazo.

 

J-. Nunca olvidaré todo lo que tu esposa me enseñó, Pietro. Y quiero que esto mismo lo disfrute todo el mundo.

P-. Así será Julio.

 
Voz en Off

“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos”

Santa Gianna Beretta Molla: ruega por nosotros

 
 

Obra de teatro de Santa Gianna Beretta Molla

 

La obra se abre con una escena fuera del lugar central de actuación.

Mons Colombo llega a la Casa de Gianna, lo atiende Giannina

 
MC: Buenas tardes

Gi:   Buenas tardes, Mons. ¡Que sorpresa!¿En qué puedo ayudarlo.?

MC: ¿Es aquí lo del señor Pietro Molla? Deseaba verlo.
Gi: Enseguida se lo llamo, Mons.
MC:   ¿Vos sos la hija?
Gi:   Sí, mons. Gianinna es mi gracia...
 
aparece Pietro
 

P: Buenas tardes Mons. Es un honor para mí recibirlo

MC: Muchas gracias. Encantado.

P: ¿Qué lo trae por aquí?

MC: Bueno, es difícil explicarlo. Me han llegado rumores de que ud. fue el esposo de una santa.

P.     No entiendo, Mons.

MC: ¿Era su esposa la dra. Gianna Beretta?

P-. Efectivamente, Mons. Pero...

MC-. Muchos me han hablado de ella, y estoy dedidido a iniciar aquí en la diócesis el proceso de canonización. Creo que su esposa ha sido una verdadera santa.

P-. Bueno, Mons. La verdad es que me sorprende. Nunca pensé haber convivido con una santa. Gianna era una mujer encantadora, pero muy normal...

MC-. Ahí está la cuestión, Pietro ¿lo puedo llamar por su nombre?. Muchas veces asociamos la santidad con vidas fuera de los común, llenas de experiencias místicas y milagros, visiones, apariciones, etc. Pero la santidad no es más que la vida cristiana llevada con amor y fidelidad.

P-. Bueno, Mons., si ud. lo dice. Pero ¿en qué puedo ayudarlo?

MC-. Su testimonio es invalorable. Nadie conoció a Giana como ud...

 

Acto 1

(en el consultorio médico) Gianna atendiendo a un niño con su Madre.

Gianna- A ver. Bien grande. Eso. Mmmm. Esto está muy irritado

Mamá: ¿Es muy grave, doctora?

G- No es para inquietarse. ¡Vaya a ponerse la ropa! Sólo que me parece que este chico tiene otro problemita.

M- A veces me dice que le duele un poco el pecho...

G-. No, el problema es más adentro. ¿No le parece que es un poco triste para la edad que tiene?

M-. Sí. En verdad tenemos varios problemas. Mi esposo es alcohólico, y discutimos mucho. Mi casa es lo más parecido al infierno...

G-. Entonces usted tiene que llevar el cielo a ella...

M-. Usted no entiende, doctora. Hace años que venimos así, y casi ya me he resignado...

G-. ¿Usted reza por él?

M-. Hace tiempo que ni puedo rezar...

G-. Ahí está. Hubiéramos empezado por ahí. Hasta me animaría a hacerle una apuesta. Si usted reza con perseverancia, si pone todo el amor del cual es capaz en el trato con él, lo va a cambiar... Y va a cambiar también la carita de su niño, solamente si sabe amar como puede amar. Esta es su Cruz. Y recuerde que para cargarla no estamos solas, está con nosotras Jesús que nos ayuda. En Él que nos conforta todo podemos.

M-. Lo voy a intentar doctora. ¡Gracias! No tenía a nadie con quien hablar...

G-. Venga cuando quiera. Dios la bendiga. ¡Ah! Espere. Aquí tiene algo para comprarle alguna golosina. Esto lo va a poner contento

 
Cuando queda sola suena el teléfono. Es Pietro
 

G-. Que alegría escucharte. Pietro. ¿Dónde estás ahora? ¡En Suiza! ¿Cuándo llegás? El viernes próximo. Así que pronto nos veremos. Tengo tanto para contarte. .. Los preparativos para la boda están casi listos. El vestido ha quedado maravilloso. No puedo dejar de pensar un solo momento en vos... El día que tanto soñamos... Te propongo algo: vamos a prepararnos con una novena, yo aquí y vos desde tu viaje. Nuestra Madre nos vaa ayudar a prepararnos lo mejor posible. ¿Sí? Yo también te quiero mucho. Cuidate.

 
Se recoge en oración...
 

“Señor, vos que ves mis sentimientos y mi buena voluntad, socorreme y ayudame para que pueda ser la esposa y madre que Vos deseás que sea y que yo pienso que también Pietro desea”.

 
Entra otra paciente, una joven
 

Jo-. Buenos días doctora

G-. Como le va señorita. ¿En que te puedo ayudar?

Jo-. Bueno, doctora, es bastante raro, siento un malestaar general, como una debilidad. No siento ganas de hacer nada.

G-. ¿Te estás alimentando bien?

Jo-. Trato... Mis padre está sin trabajo. Yo estoy tratando de terminar mis estudios como maestra, para poder ayudarlos. Pero hay días en que en casa no hay nada...

G-. Y supongo que tampoco estarás descansando mucho.

Jo-. A la noche me tengo que quedar muchas veces a trabajar con mi madre, ayudándola en trabajos de costura, que es lo único que ahora tenemos... Estoy permanentemente como tensionada...

G-. Mmm... ¿Cómo te ves de secretaria?

Jo-. No entiendo...

G-. Bueno, el consultorio está marchando bien, por gracia de Dios. Y necesito una persona joven, bonita, amable, atenta, que reciba los pacientes y lleve un poco el orden de todo.

Jo-. ¿Y usted cree que yo podría...?

G-. No sólo lo creo: ya lo tengo decidido. Tomá estas vitaminas que te van a ayudar a recuperarte. Tratá de descansar bien. Un poco de deporte no te vendría mal. ¿Hacés algo?

Jo-. No doctora.

G-. Al menos media hora de caminata por día. Y los domingos un paseo más largo, si podés, por la montaña. Esto te va a ayudar a estar mejor dispuesta al estudio.

Jo-. Gracias, doctora. No sé como agradecerle. ¿Le debo algo?

G-. Por supuesto. Esto te va a salír caro... Rezá por mí. Tenés el rosario en el cuello: una decena por mí, que me caso el mes próximo. Pedile así: para que nuestra familia sea un pequeño cenáculo donde Jesús reine por sobre todos nuestros afectos, deseos y acciones. ¿Te vas a acordar?

Jo-. Sí, Doctora. ¿Cuándo empezamos?

G-. Mañana mismo. Tomá: podés comprarte una chaqueta nueva. Elegí vos el color.

(se sonríe)

G-. ¡Así me gusta! Esa es una sonrisa de una buena secretaria, y de una buena cristiana. Sonreír a todos aquellos que el Señor nos manda durante la jornada. Eso es de buen cristiano.

 
le daun beso y se va. Entra el doctor Julio.
 

Julio-. Cómo le va doctora

G-. Doctor, que alegría verlo. ¿Qué lo trae por aquí?

J-. Dos motivos muy diversos. Lo primero es lo más grato: tengo cuatro entradas gratuitas para el teatro, para la semana próxima. Pensaba que a vos y a Pietro les podía interesar acomañarnos.

G-. Fantástico. Él regresa pronto. Vamos a estar conlos preparativos de la boda pero, una invitación así no se puede despreciar. Allí vamos a estar. ¿El viernes a la noche?

J-. Exacto.

G-. ¿Y lo segundo?

J-. Es por el paciente del hospital, cama 32.

G-. ¡No sabía que Antonio había cambiado su nombre! Ahora se llama “cama 32”...

J-. Está bien, perdón.

G-. Vos siempre igual, Julio... ¿Todavía no te convencés? Es muy importnte para ellos el trato, el cariño. No te olvides del alma del enfermo. Muchas veces el problema está ahí

J-. Es que lleva más tiempo: todos quieren contar sus historias, que los escuchés...

G-. ¿Y por qué te hiciste médico, Julio? ¿No era para ayudar a la gente? ¿O te olvidaste de los ideales de la universidad?

J-. ¡Los ideales! ¡Bah! ¡Ya he renunciado a tantos!

G-. Julio, tené cuidado. Hay hoy una carrera al dinero. Hay, desgraciadamente, superficialidad también en nuestro trabajo. Cuidamos los cuerpos pero, muchas veces, sin competencia. Y menos aún se piensa en las almas.

J-. A veces hablás como si fueras una monja...

G-. Julio, nada me ayuda tanto a ser feliz en mi profesión como mi fe en Jesús. Para esto no hay que ser monja, ni sacerdote. Además, nosotros tenemos oportunidades que el sacerdote no tiene. Nuestra misión no termina cuando las medicinas no sirven, todavía queda el alma que hay que llevar a Dios. "Como el sacerdote puede tocar a Jesús, así nosotros los médicos tocamos a Jesús en el cuerpo de nuestros enfermos".¡Los médicos católicos son necesarios!

J-. Ojalá yo también pudiera... Gianna. Se me hace tan difícil creer... Pero bueno, hablemos de Antonio, ¿Así se llama, no? ...

 

(se cierra la escena mientras hablan del paciente, le muestra unas radiografías y unos papeles)

(Vuelve a la escena el cardenal y Pietro).

MC-. ¿Cuánto tiempo duró su noviazgo, Pietro?

 

P-. Fue breve, ya que nos conocíamos desde la infancia. Gianna había buscado la voluntad de Dios durante mucho tiempo. Pensó incluso en irse como misionera a Brasil, con sus dos hermanos sacerdotes. Pero cuando descubrió que Dios la llamaba al matrimonio... bueno, yo fui el afortunado.

MC-. ¿Y como era ella en su vida cotidiana?

P-. Era una mujer espléndida, pero absolutamente normal. Era guapa. Inteligente. Buena. Le gustaba sonreír. Era además, una mujer moderna, elegante. Conducía su coche. Amaba la montaña y esquiaba muy bien.

MC-. Una santa patrona de los esquiadores... ¿Qué tal?

P. Le gustaban las flores y la música. Le gustaba viajar. Fuimos a Holanda, a Alemania, a Suecia. Un poco por todas partes de Europa. Era, sin duda alguna, una mujer normal. Una mujer como tantas otras. Tenía muchas amigas, sobre todo de la Acción católica.

MC-. Pietro, y ¿qué característica podrías destacar de modo particular?

P-. Creo que lo más singular era su gran religiosidad, una confianza absoluta en la Providencia divina. Y no dejó de confiar nunca en ella, ni siquiera en los últimos meses de vida...

 

Acto 2

Está Gianna con uno de sus hijitos o con dos, dándoles de comer. Mientras prepara la comida. Están también dos chicas de la Acción Católica, sentadas a la mesa, como organizando algo.

Mientras le da de comer al niño, suena el teléfono

G-. Hola. Sí. Ah, ¿Que tal? Mirá que ya empezamos, solo faltaste vos. Venite rápido, porque ya estamos casi terminando. Besos ... Era Rosita. Dice que recien llegó a la casa, y viene para acá.

Bueno, y, ¿ya está todo?

Lucía-. No sé Gianna, fijate qué te parece...

Ana-. Nosotros lo armamos más o menos, pero vos tenés más experiencia.

G-. Bueno “Encuentro de formación de dirigentes”. Recepción, conferencia, recreo, conferencia, trabajo... Está todo muy bien, y a la vez, todo muy mal..

L y G-. ¿?

G-. Es como una casa sin cimientos. ¡Se olvidaron de poner un momento de oración! El Señor desea vernos cerca de Él para comunicarnos, en el secreto de la oración, el secreto de la conversión de las almas que le acercamos. Tenemos que tener este día, sí o sí, un rato para Jesús.

(golpean las manos)
(Entra otra joven. Se saludan todas muy afectuosas)

G-. ¡Rosita! Qué alegría verte. Epa, ¿qué es esa cara?

R-. No, nada. Gracias

G-. ¿Nada? ¿Seguro?

R-. Todo mal, Gianna. En mi trabajo estuve invitando para el encuentro y no sólo que no quieren venir, sino que se rieron de mí... Yo que estaba tan entusiasmada.

G-. Tranquila. ¡Cómo se nota que sos joven! Ya llegando a los cuarenta las cosas se ven distinto.

A-. ¿Cómo?

G-. El Señor no nos envía a cosechar, sino a sembrar, a esparcir nuestra semilla sin cansarnos nunca. No nos paremos mucho a pensar que pasará después. Y si después de haber trabajado en el mejor modo posible tenemos un fracaso, aceptémoslo generosamente: un fracaso bien aceptado por un apóstol que había puesto todos los medios a su alcance es más beneficioso para la salvación que un triunfo.

L-. Bueno, Gianna, pero igual duele...

G-. Por supuesto, pero Jesús no nos prometió el Paraíso en la Tierra. Además, no se puede amar sin sufrir ni sufrir sin amar... No son las grandes penitencias las que santifican a las personas; el verdadero sacrificio agradable a Dios es aceptar la cruz diaria con amor y gozo. Y ustedes quieren ser santas, ¿no? Santas madres, esposas, trabajadoras. Si no, ¡se van de acá! (en broma)

R-. ¡Qué haríamos sin vos!

G-. Posiblemente trabajar más rápido... ya se han hecho las doce y apenas armamos el esquema. Pero lamento decirles que vamos a tener que dejar acá. En cualquier momento llega Pietro a almorzar

 

(se da vuelta y se le nota una expresión de dolor en el rostro)

 

L, R, A-. ¿Qué pasa Gianna? ¿Te sentís bien?

G-. Sí, no es nada. Desde hace unos días siento un dolor en la zona. Parece que el cuarto va ser más grande que los demás. Bueno, vayan que en sus casan van a pensar que les pasó algo.

L, A., R-. Adiós. Gracias por todo

 

(Sigue cocinando. Pone música con un tocadiscos. Atiende a los chicos. Llaman a la puerta. Entra Julio)

 

G-. Doctor, ¡qué sorpresa!

J-. ¿Cómo estás Gianna?

G-. Muy bien. Hoy apenas tuve tiempo de pensar en mí.

J-. Tus dolores continúan...

G-. A decir verdad, sí. ¿Ya tenés los resultados de los estudios?

J-. (respira hondo. duda) Preferiría no tener que dártelos, Gianna.

G-. No olvides que soy médico. Creo intuir la causa de mis dolores. Estoy preparada.

J-. El martes, cuando te estaba reconociendo médicamente, advertí que además del embarazo había un tumor bastante voluminoso. Pensamos que era un quiste ovárico. Pero después de hablar con el doctor Vitali sacamos la conlusión de que es un fibroma en el útero.

G-.Un fibroma...

J-. Lo siento Gianna. Y bueno, tu sabes cuales son las tres alternativas.Una laparatomía total con extracción del fibroma y del útero, que te salvara la vida seguro; pero no podrás volver a ser madre.

La interrupción del embarazo con un aborto y extracción del fibroma, que te permitirá tener otros hijos;

O la extracción solo del fibroma sin interrumpir el embarazo.

G-. Ya sabés cuál es mi respuesta...

J-. Gianna, yo sé cuales son tus convicciones religiosas. Sólo pensá en tus hijos pequeños. Ellos te necesitan. Si queremos salvar tu vida tenemos que interrumpir el embarazo...

G-. ¡Jamás! ¡Esto no lo permitiré nunca! ¡Es un pecado matar en el seno materno!

J-. Gianna, ¡no seas fanática! Esto es casi un suicidio...

G-. Doctor, usted no puede comprenderlo ahora. Toda mis vida he estado convencida de la Providencia de Dios. Así se lo enseño a mis hijos. Dios proveerá...

J-. Adiós Gianna. Estoy a tu disposición. Para lo que sea.

G-. Gracias Julio. Una cosa necesito: rezá por mí.

J-. ¡Vos sí que sos una madre cristiana!

Se va Julio
 

G-. Jesús, dame fortaleza. Jesús.

 

    entra Pietro

 

G-. Pietro, querido. Pedro... te ruego... que si tenés que decidir entre mí y el niño, que te decidas por el niño. No por mí ¡Te lo ruego!

 
Se estrechan en un largo abrazo.
Vuelven a la escena MC y P, este último muy emocionado

P-. Parece que la estoy viendo ahora. Estaba apoyada en el mueble del vestíbulo de nuestra casa. Se me acercó y casi me su-surró: Pedro... te ruego... que si debes decidir entre mí y el niño, que te decidas por el niño. No por mí ¡Te lo ruego!

    Así. Nada más. Me sentí incapaz de decirle nada. Conocía muy bien a mi mujer; su generosidad, su espíritu de sacrificio.

MC-. ¿Cómo cree que qlle fue capaz de decidir esto con tanta convicción?

P-. Gianna confiaba en la Providencia. La decisión de mi mujer fue el resultado coherente de toda una vida. Una decisión cuyas raíces se encuentran en los años de infancia. En su familia de origen. En la atmósfera profundamente religiosa que le habían proporcionado siempre a ella y a sus hermanos. No lo hizo porque esperase nada a cambio, ni ‘para irse al Cielo’. Lo hizo porque se sabía madre”.

MC-. Y por eso sufrió tanto al tener que separarse de sus hijos.

 

P-. Así es. Era feliz por haber dado su vida, pero la apenaba profundamente tener que dejar sin madre a cuatro pequeños. Estos dos sentimientos se entemezclaron en ella estos últimos días, luego del parto de Giannina...

 

Acto 3

(tercer acto, Gianna en su casa, enuna cama, con una religiosa que la asistía)

 

Hermana-. Gianna, estate tranquila. Dios va a recompensar tu gesto de amor...

G-. Gracias, hermana. Lo se y lo espero...

H-. Pronto dejarás esta tierra para ir al encuentro de Jesús...

G-. Lo espero con toda el alma, hermana. pero créame: usted, hermana, no sabe lo que supone ser madre...

 

Entra Julio. Controla sus pulsaciones, la observa. Habla con la hermanita, que sale de escena.

 

J-. Gianna, tu estado empeora a cada instante. He llamado al sacerdote pidiéndole que viniera ya mismo...

G-. Gracias, Julio. Gracias por todo. Gracias por tu amistad. Perdóname si no he sabido comprenderte...

 
Entra Pietro
 

P-. Gianna, amor...

G-. Me queda poco tiempo, Pietro. Cuida a nuestros niños, como hasta ahora.

P-. ¿Quieres verlos? Todavía no los han llevado a lo de su abuelo...

G-. No, Pietro. Me falta fuerzas y ánimos para volver a verles. Quiero que conserven otra imagen de mí. Sí quisiera abrazar por última vez a Giannina.

 

Pietro llama a alguien, mientras la secretaria trae a la bebé. En ese momento entra el sacerdote. Serealiza sencillamente la unción y la comunión. Gianna participa con fervor.

Al finalizar, Entra la chica con Giannina. Gianna la abraza y la besa con ternura
 

G-. Adiós hija. Sé feliz. Sé santa. Te quiero mucho.

 

Le llevan a la niña. Gianna comienza a agitarse.

 

G-. ¡Jesús mío¡ ¡Jesús mío!

 

Le dan a besar un crucifijo. Pietro se arrodilla junto a la cama. Julio se acerca, la mira y le cierra los ejos.

 

Vuelve a la escena Pietro y MC

P-. Estoy seguro que en esta última semana Gianna no interrumpió su coloquio con el Señor. Y repetía muchas veces: ¡Jesús te amo, Jesús te amo!

MC-. Gracias, Pietro. Sé que el testimonio de su esposa hará seguramente mucho bien y llegará a ser un punto de referencia para muchas madres

P-. También yo lo creo. Estoy a su disposición.

MC-. Nos mantendermos en contacto. Desde ya le pido disculpas por todas las molestias ocasionadas. Créame que es importante.

P-. Una pregunta, mons. Cómo es que se decidieron a empezar este proceso después de varios años.

MC-. Bueno, esto me faltaba explicarle. No teníamos noticia de la historia de Gianna hasta que llegó alguien a quien ud. conoce.

 

Se asoma y llama a alguién. Entra Julio un poquito más viejito. Se dan un abrazo.

 

J-. Nunca olvidaré todo lo que tu esposa me enseñó, Pietro. Y quiero que esto mismo lo disfrute todo el mundo.

P-. Así será Julio.

 
Voz en Off

“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos”

Santa Gianna Beretta Molla: ruega por nosotros

 

Hoy habia 4 visitantes (6 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!
Materiales

Material de formación

Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis