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Novena a San Francisco de Borja

Primer día

El pasado y la infancia y de San Francisco de Borja.

Francisco era hijo de una de las familias más nobles de aquel tiempo. Por su padre, tercer duque de Gandia, descendía de los Borja, a los que pertenecían los papas Calixto III (1455-1458) y Alejandro VI (1492,1503) y que tanto se distinguía entonces en España y en Italia. Por su madre pertenecía a la familia de don Fernando de Aragón. Sin embargo, con su santidad de vida quiso Dios que reparara las inmoralidades que, tanto por parte de su padre como de su madre habían contribuido a darle la vida.

Nació en Gandía, provincia de Valencia, el 10 de octubre de 1510, y, aunque educado en medio del de comodidades, ya de niño se entretenía jugando a celebrar misa; pero bien pronto tuvo que abandonar estos juegos, dedicándose de lleno a los deportes caballerescos, en los que salió particularmente adiestrado. Al mismo tiempo recibió una formación literaria acomodada a su estado y sobresalió en el culto y gusto por la música.

 
Reflexión

La historia de San Francisco parece comenzar manchada. Era biznieto de Alejandro VI, uno de los papas del Renacimiento que más manchó la sede de Pedro con sus pecados e inmoralidades, quien tenía cuatro hijos al asumir como papa. Pero la historia de Francisco nos demuestra que ninguna persona está determinada por su pasado. Que a cada hombre que nace el Señor le da la gracia de comenzar una nueva historia, llena de posibilidades de santidad y de vida. a Él le tocó reparar con su virtud el pecado de sus antecesores.

Dios lo eligió desde toda la eternidad para unamisión muy importante, y lo preparó también para ella a través de la educación que recibió. Todo el acervo cultural del que fue provisto le sirvió luego de mucho para poder transmitir el evangelio de manera razonable y audaz.

 
 
Segundo día de la novena

San Francisco de Borja, Esposo, padre de Familia y gobernante.

A los dieciocho años es presentado en la corte de Castilla. Carlos V y su esposa Isabel de Portugal se complacían de Francisco; pues daba claras muestras del virtud e inocencia de su alma. En 1529, creado marqués de Lombay, se desposó con la camarera favorita de la emperatriz, la portuguesa Leonor de Castro, y fue colmado de cargos y distinciones. Luego fue nombrado virrey de Cataluña. Carlos V concede a Francisco la más absoluta confianza.

En los ratos libres gusta de leer a San Pablo, el Evangelio y las homilías de San Juan Crisóstomo. Comulga con frecuencia y dedica mucho tiempo a la oración. Da a Carlos V lecciones sobre cosmografía y otras materias. Compone algunas obras de música religiosa. Su vida, ordenada y tranquila, constituye el ideal de un cortesano cristiano que goza de la más completa confianza de sus señores. Para colmo de felicidad, Dios ha bendecido su matrimonio, y en 1538 nace en Toledo su octavo hijo.

 

Reflexión.

La santidad de San Francisco de Borja no llegó cuando entró a la vida religiosa. Fue un anhelo constante, que traza una línea de continuidad en toda su existencia. Vivió santamente sus obligaciones civiles, su compromiso como esposo y como padre de familia. y lo hizo viviendo en un ambiente que, si bien era cristiano, era muy tendiente a la soberbia, al creerse más que los demás, a considerar el poder como una dignidad y no como un servicio. Sus contemporáneos afirman que siempre obraba con una gran rectitud, y que trataba con gran delicadeza a su servidumbre.

Para quienes creen que la santidad es sólo asunto de sacerdotes y religiosas, San Francisco sigue siendo actual. Es un modelo de laico que pone a Dios en el centro de su vida, y desde allí es capaz de transformar la realidad.

 
 
Tercer día de la novena

San Francisco de Borja y la experiencia de la finitud de las cosas creadas.

El año 1539 introduce en su vida un elemento de desengaño y desilusión. La ocasión fue la inesperada muerte de la emperatriz Isabel en la flor de los años y en la plenitud de la grandeza humana. Encargado por el emperador, tuvo que acompañar al féretro hasta Granada en unión con un buen número de prelados y grandes del reino, con el fin de depositar a la emperatriz en el sepulcro de los reyes. El entierro tuvo lugar el 17 de mayo; pero, al abrir el ataúd y echar su última mirada al rostro de aquella mujer, que gozó en vida de un gran encanto y belleza humana, y ahora comenzaba a descomponerse, experimentó Francisco una profundísima sensación de la vanidad de las grandezas de este mundo. Desde aquel momento se propuso vivir con el corazón separado por entero de ellas y puesto sólo en Dios. Francisco entonces tomó su famosa resolución: « ¡no servir nunca más a un señor que pudiese morir!"» A partir de allí comenzó a desear la renuncia total, que el tiempo le iba a dar oportunidad de realizar.

 
Reflexión

El rostro en descomposición de la Emperatriz Isabel fue un claro mensaje para Francisco: ¿De qué le vale al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿Dónde quedaban, en qué terminan todas las grandezas y las honras humanas? Son como paja que se lleva el viento, son como una llamarada que aparece y desaparece.

Nuestro mundo vive prisionero del momento presente y de la cultura de la imagen. Valora las cosas por lo que se ve de ellas, olvidando su realidad más profunda, y el sentido de eternidad. ¡Qué bien nos hace también a nosotros pensar en la muerte! Cómo nos ayuda a valorar cada cosa en su justa medida, a no relativizar lo absoluto ni absolutizar lo relativo. Que San Francisco de Borja nos conceda mirar la realidad con los ojos de Dios, y percibir el real valor de las cosas humanas.

 
 
Cuarto día de la novena
San Francisco de Borja, novicio jesuita

En 1546 murió su esposa, Leonor de Castro. Francisco tenía treinta y seis años de edad. Cumpliría las obligaciones que tenía con sus ocho hijos. Pero pensó inmediatamente en la realización de su plan de renunciar a todo por Dios. En este momento se presentó en Gandía el padre Pedro Fabro, y, después de una larga conversación con él y hechos los ejercicios espirituales, pronunció el voto de entrar en la Compañía de Jesús. San Ignacio le pidió que mantuviera en secreto este propósito mientras cuidaba de sus hijos y procuraba sacar el grado de doctor en teología.

En febrero de 1548 hizo el duque la profesión solemne en la Compañía de Jesús, mientras permanecía algún tiempo en medio del mundo como laico. Arreglados sus asuntos y casados sus hijos, en agosto de 1550 dio el adiós definitivo al mundo y se dirigió a Roma, donde vivió cuatro intensos meses con Ignacio. Fue ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1551. Desde un principio fue para todos, superiores y súbditos, el más perfecto modelo de humildad y de todas las virtudes. Se entregó con toda su alma a los más bajos oficios de barrer, limpiar, acarrear leña y ayudar en la cocina. Cuando atendía a la mesa y cometía algún error el santo duque tenía que pedir perdón de rodillas a la comunidad por servirla con torpeza.

 
Reflexión

No podemos nosotros medir la profunda impresión que el acto de renuncia de Francisco produjo en sus contemporáneos. Porque era insólito, impensable, que alguien proveniente de la nobleza realizara un despojamiento tan radical. No era sólo hacerse sacerdote: era entrar en la Compañía de Jesús, que por aquél entonces aún era poco entendida y muchas veces perseguida.

Francisco no lo hizo para llamar la atención, ni para recibir aplausos, sino sólo siguiendo el llamado que escuchaba en lo profundo del corazón. Quien desde su infancia había sido servido, ahora se ponía a los pies de todos, como Jesús. En el servicio humilde encontró la plenitud de su grandeza, y deseaba vivir así para siempre. San Francisco, enséñanos el camino del servicio.

 
 
Quinto día de la novena

San Francisco de Borja, predicador fecundísimo en toda Europa

San Ignacio comprendió con certera visión, el inmenso fruto que podría hacer Francisco con su ejemplo Por eso no quiso asignarle ninguna casa como residencia y le dio la orden de ir por diversas ciudades del Norte predicando al pueblo y dando algunas misiones. Francisco siguió esta indicación de la obediencia y, en efecto, su predicación obtuvo durante este tiempo un efecto extraordinario. Grandes muchedumbres acudían en todas partes a escuchar las ardientes exhortaciones del “duque santo”, y, ante el ejemplo viviente de su renuncia a todas las grandezas del mundo y de las heroicas virtudes que ejercitaba se resolvieron muchísimos a realizar, a su vez, un cambio de vida.

 
Reflexión

Sin duda que su cultura y su preparación literaria fueron grandes herramientas en su predicación. Pero el éxito de San Francisco no procedía de ellas. Lo que daba fuerza arrolladora a sus palabras era su coherencia, el testimonio de su propia vida, y su profunda unión con Dios en toda circunstancia. Su renuencia era la mejor predicación, el Evangelio palpitaba en cada segundo de su existencia. Su sí generoso a Dios era la prueba más tangible del valor del Evangelio.

Cuántas veces nuestro apostolado es ineficaz, estéril. ¿No se deberá a nuestra falta de testimonio, a la tibieza con que vivimos el Evangelio? ¿No se deberá a nuestra escasa vida interior, a nuestro desgano por la oración y la vida eucarística?

 
Sexto día de la novena
San Francisco de Borja, Provincial en España

San Ignacio, conociendo las dotes de gobierno de Francisco, lo nombró provincial de la Compañía de Jesús en España. Para el humilde Borja, que no deseaba otra cosa que ponerse a los pies de todos y predicar humildemente a Cristo en todas partes, este cargo significaba la mayor contrariedad. Pero con la sumisión que sentía hacia San Ignacio, se abrazó desde el principio con la cruz que la obediencia le imponía.

San Francisco de Borja dio muestras de su celo y, en toda ocasión expresaba su esperanza de que la Compañía de Jesús se distinguiese en el servicio de Dios por tres normas: la oración y los sacramentos, la oposición a la mentalidad del mundo y la perfecta obediencia. Su intensa acción en los viajes, realizados entre España y Portugal, dio como resultado el rápido florecimiento de la Compañía de Jesús en España. En las principales ciudades se solicitaba a la Orden para que se hiciera alguna fundación. A los siete años se habia duplicado el numero de colegios y de miembros de la Orden.

 
Reflexión

Francisco acepta este importante cargo por obediencia. Muchos quizá lo deseaban, muchos veían en él una mayor realización. Para Francisco, en cambio, fue una Cruz, fue como un lento martirio. Sin embargo, lo abrazó con amor, movido por la obediencia que caracterizó a los miembros de la Compañía. Veía en esta designación por parte de San Ignacio no la decisión de un simple hombre, sino la Voluntad del mismo Dios.

Nuestro siglo ha perdido totalmente el valor de la obediencia. Para muchos en lugar de ser una virtud es una actitud que denigra a la persona, que la rebaja. Para los cristianos, desde nuestro Maestro, pasando por todos los santos, la obediencia es la máxima posibilidad de vivir en plenitud nuestra libertad. Nunca somos tan libres como cuando obedecemos a Dios.

 
 
Séptimo día de la novena

San Francisco de Borja, Superior General de la Compañía

Al fallecer Laínez en 1565, Francisco fue elegido en la dirección general de la Orden. Con razón puede ser considerado como su segundo fundador. Sus dotes de gobierno, sus conocimientos y amistades, su prestigio, su espíritu de trabajo y sacrificio, y las heroicas virtudes que ejercitaba, contribuían a dar una eficacia decisiva a todas las obras y trabajos que emprendía.

Dio la forma definitiva a los noviciados. Fue organizador y promotor de los estudios. Procuró fomentar el espíritu de oración en todas las formas posibles y señaló una hora para la oración diaria, así como también el tiempo destinado a las demás prácticas de piedad. Publicó una nueva edición de las reglas, terminada en 1567, y protegió constantemente a los escritores que comenzaban a dar gran renombre a la nueva Orden.

Fundó colegios y casas en diversas partes de Europa. Su predilección se manifestó por las misiones. Por esto dio nuevo impulso y reorganizó las del Lejano Oriente y comenzó nuevas empresas en América, constituyendo las provincias de Méjico y Perú, y sobre todo la del Brasil.

 
Reflexión

Francisco había captado la intuición fundamental de San Ignacio de Loyola: para poder ser apóstoles fecundos hay que ser personas de profunda vida interior. Hay que ser contemplativos en la acción. Por eso San Francisco ejerció su ministerio como superior de la Compañía custodiando los dos frentes con igual celo: la vida comunitaria y la oración personal, y el apostolado intenso, basado en el trabajo abnegado, hacia fuera.

Así la Compañía experimentó un prodigioso crecimiento, extendiendo su tarea educativa y evangelizadora por todo el mundo conocido hasta entonces. Que el testimonio de este acontecimiento histórico que tanto ha marcado nuestro presente como Iglesia, nos preserve de la tentación del activismo y del “hacer por hacer”, que amenaza constantemente a la Iglesia.

 
 
Octavo día de la novena

San Francisco de Borja, modelo de humildad y renuncia

Desde el momento de su "conversión", San Francisco de Borja cayó en la cuenta de la importancia y de la dificultad de alcanzar la verdadera humildad y se impuso toda clase de humillaciones a los ojos de Dios y de los hombres. Cierto día, en Valladolid, donde el pueblo recibió al santo en triunfo, un sacerdote observó que Francisco se mostraba todavía más humilde que de ordinario y le preguntó la razón. El replicó: "Esta mañana, durante la meditación, caí en la cuenta de que mi verdadero sitio está en el infierno y tengo la impresión de que todos los hombres, aun los más tontos, deberían gritarme: ‘¡Ve a ocupar tu sitio en el infierno!’".

Un día confesó a los novicios que, durante los seis años que llevaba meditando la vida de Cristo, se había puesto siempre en espíritu a los pies de Judas; pero que recientemente había caído en la cuenta de que Cristo había lavado los pies del traidor y por ese motivo ya no se sentía digno de acercarse ni siquiera a Judas. Francisco no se dejó engañar por el mundo. Sabiéndose nada confió todo en Jesucristo y logró la santidad.

 

Reflexión

La humildad fue su virtud, la que lo distinguió, la que marcaba su alma en todos sus aspectos. Tenía todo para no ser humilde: era poderoso, inteligente, culto, aventajado en el arte de la guerra, tenía prestigio, nobleza de familia y de alma, virtud. Sin duda que la tentación del orgullo lo amenazaría constantemente. Y por eso decidió hacer morir el hombre viejo en su interior, aceptando y buscando las humillaciones, poniéndose voluntariamente a los pies de los demás, por debajo de ellos.

San Francisco, hoy los hombres nos vemos inclinados a engrandecernos, en lugar de humillarnos; a pisar a los demás, en lugar de ponernos a sus pies. Alcánzanos la gracia de la humildad auténtica, la que brota de la verdad de nuestro ser de creaturas. La que nos hace capaces de vivir para los demás, por amor.

 
 
Noveno día de la novena

San Francisco de Borja y el encuentro con Dios en la muerte.

En junio de 1571, Pío V envió al cardenal Bonelli a una embajada a España, Portugal y Francia, y suplicó a Borja que le acompañara. Este viaje mostró el gran prestigio y la eximia virtud de Francisco. En todas partes acudían a su encuentro las turbas, ávidas de contemplar a un santo. Pero su salud ya quebrantada, se resintió notablemente con las fatigas del viaje. La vuelta a Italia se fue haciendo cada vez más fatigosa. Pasó el verano de 1572 en Ferrara, donde su primo, el duque Alfonso, trató de rehacerlo; pero al fin lo tuvo que llevar a Roma en litera. El 3 de septiembre llegó a Loreto, -donde dos días antes de sus muerte quiso visitar el santuario mariano-, y finalmente llegó a Roma el 23; dio los más sublimes ejemplos de piedad, humildad y paciencia en su enfermedad. Cuando el santo perdió el habla, un pintor entró a retratarle. Al ver al pintor, San Francisco manifestó su desaprobación con la mirada y el gesto y no se dejó pintar. Murió a la media noche del 30 de septiembre de 1572.

 
Reflexión

El encuentro con la muerte había despertado en tu corazón el deseo de gastar tu vida por Dios. Así viviste desde entonces, gastándote y desgastándote por tu familia, por la Iglesia y por el mundo. Como un cirio que se apaga porque ya se ha consumido completo, así se apagó tu vida, después de haber iluminado el siglo XVI con la claridad de tu fe y de tu predicación, después de haberle dado vida con el calor y el fuego de tu amor y celo apostólico.

Tu muerte fue el encuentro definitivo con el “Señor que no muere”, a quien decidiste servir con todo el corazón. Fue el encuentro con el Señor de la Vida, con el Resucitado, que te recibió en su Reino y te dijo “bien Siervo bueno y fiel, entra a participar del gozo de tu Señor”. Espéranos allí, San Francisco. No dejes de rogar por quienes aún caminamos en la noche, pero vislumbramos ya la luz eterna de la Gloria. Que no se apague en nuestros corazones la llama de la Fe, la Esperanza y el Amor. Ruega por nosotros.

 

Letanías a San Francisco de Borja

-Señor, ten piedad de nosotros.

-Cristo, ten piedad de nosotros.

-Señor, ten piedad de nosotros.

-Cristo, óyenos.

-Cristo, escúchanos. Se repite

-Dios, Padre celestial

-Dios Hijo, Redentor del mundo

-Dios Espíritu Santo

-Santa Trinidad, un solo Dios      Ten piedad de nosotros.

-Santa Maria, ruega por nosotros

San Francisco de Borja, ruega por nosotros

ejemplo del desprecio del mundo,

ejemplo de la humildad más profunda

niño de gran piedad

joven de noble corazón

joven de inocente corazón

digno de confianza de los reyes

ideal de varón cristiano

modelo de vida ordenada y tranquila,

hombre de oración

hombre de penitencia,

esposo tierno y fiel

padre recto y responsable

gobernante honesto y eficiente

amante de los pobres

compasivo con los enfermos

ejemplo de renuncia a las riquezas y honores

propulsor de la educación católica

religioso abnegado

modelo de obediencia

sacerdote celoso

sacerdote entregado

sacerdote mortificado

predicador excelente

modelo de amor a la Cruz

modelo de fortaleza

eximio director espiritual

contemplativo en la acción

teólogo lúcido

teólogo al servicio de la Iglesia

segundo fundador de la Compañía

hombre de trabajo y sacrificio

protector de los escritores cristianos

protector de las misiones

modelo de amor a la Eucaristía

modelo de amor a la Santísima Virgen

renovador de la Iglesia

paciente en la enfermedad y la muerte

-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo        Perdónanos, Señor.

-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo       Escúchanos, Señor.

-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Ten piedad de nosotros.

 
Oración

Padre eterno, que en tu siervo San francisco de Borja has dado a tu Iglesia un modelo de humildad y renuncia a los honores de este mundo; haz que quienes invocamos con confianza su intercesión, podamos imitar sus virtudes y alcancemos la gloria del Cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 
Oración a San Francisco de Borja

San Francisco de Borja: venimos a tu presencia conmovidos por tu ejemplo, y deseosos de imitar tus virtudes. Tu testimonio ilumina nuestras vidas, amenazadas en nuestro siglo por la tentación del materialismo y de la soberbia, del egoísmo y la pereza. Te pedimos que cada día crezcamos en humildad y en pobreza de espíritu, en generosidad para con Dios y en fervor apostólico. Que a ejemplo tuyo, podamos ser para nuestros contemporáneos un signo de la Presencia de Dios en el mundo, y merezcamos compartir la gloria en que habitas, con Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén


Canto a San Francisco de Borja
- Fue tu origen noble cuna
que te dio fama y dinero
pero mucho más amaste
al Señor que está en el Cielo
“Nunca más yo he de servir
a un Rey que se pueda morir”
San Francisco, ayúdanos
a gastar nuestra vida por Dios

- Como laico siempre fuiste
un modelo a imitar
fiel esposo, padre bueno,
hombre honesto y ejemplar
- Con la muerte te encontraste
en el rostro de la Reina
decidiste dar tu vida
a un Señor que no se muera
- Fuiste pobre religioso
y entregado sacerdote
el Señor quiso elegirte
Superior para tu Orden
- Hoy pedimos nos alcances
de Dios Padre, por Jesús
mucha fuerza y valentía
para cargar nuestra Cruz.

 

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